¿Cómo aportar desde el lugar de adulto y de docente en la constitución de la subjetividad del niño?, ¿cómo nutrirla desde el lenguaje, el juego y la ficción?, ¿con qué recursos contamos? Estos son algunos de los desafíos que interpelan a quienes reciben a esas primeras infancias que inician su escolarización. En esta nota indagamos sobre la especificidad de los sujetos y de los vínculos que se tejen en la Educación Inicial, como así también en el papel central que tienen la cultura y el juego en la constitución de subjetividades en esta etapa temprana.

Desde que un/a niño/a nace, la familia se convierte en su espacio educativo por excelencia. En ese entorno, adquiere aprendizajes, valores y conductas que edifican los cimientos del desarrollo integral: el amor, la contención, el estímulo y el acompañamiento irán forjando su personalidad.
Esta educación informal está determinada por la crianza que realizan padres, madres y cuidadores al marcar límites y al dar ejemplos. A medida que el/la niño/a crece, se abren nuevos entornos. Es así que surge la educación formal, aquella que apunta al crecimiento y a los logros del niño/a en el marco de la escolarización. El primer tramo de este trayecto es el que se denomina “Educación Inicial”, recorrido en el que se favorecen diferentes modalidades de enseñanza y de aprendizaje.
Si bien la Educación Inicial es considerada como el período de cuidado y educación de los/as niños/as en los primeros años de su vida fuera del ámbito familiar, es importante tener en cuenta que ambos hitos educativos (familiar y extrafamiliar) son complementarios e interactúan de modo permanente y dinámico.
La Educación Inicial: una oportunidad para el desarrollo integral del niño
El/la niño/a es un constructor activo de su desarrollo. Es así que en los primeros años de vida, a partir de los padres y de otras personas significantes, se consolidan las matrices de aprendizaje. En este escenario, el contexto puede promover u obstaculizar su desarrollo.
Marisa Carranza es coordinadora de la Actualización Académica en Educación Inicial del ISEP, propuesta que, entre sus contenidos, aborda el valor de los vínculos afectivos y propone un acercamiento a la especificidad de las instituciones educativas en dicho nivel. Así, para Carranza “es fundamental reflexionar sobre la especificidad de los sujetos y de los vínculos que se suscitan en las instituciones de Educación Inicial” y “hacerlo junto a las y los docentes, invitándolos/as a la reflexión de la propia práctica”.
Para la coordinadora, un aporte central en ese propósito lo constituye la revisión de la noción de infancia y su incidencia en los procesos de construcción de subjetividades adultas e infantiles, como así también en los procesos de transmisión cultural. “Creo que es importante pensar el rol docente en el nivel como ‘activadores culturales’ que intervienen pedagógicamente en la recuperación del bagaje cultural de los niños y niñas, también desde la responsabilidad de expandir y de diversificar”.

Perla Zelmanovich es Dra. en Ciencias Sociales, Mag. en Educación por la FLACSO Argentina y Lic. en psicología por la UBA; en el ISEP, fue la autora de las clases 1 y 2 de la Actualización. Aportando a la reflexión sobre el sentido y el valor de la escolarización temprana de las niñas y niños, destacó: “Aparecen ciertas resistencias de las familias o ciertas situaciones en las cuales vemos a niñas y niños que también resisten su ingreso o su estar en la escuela. En esas edades tempranas, ese contexto social, más allá de lo familiar, es necesario desde el punto de vista de la constitución subjetiva humana. Considero que puede ser una oportunidad y no solamente en aquellos casos en los cuales un sujeto infantil vive situaciones mortificantes en su entorno familiar y en su entorno cercano. En cualquier caso, es necesaria la salida con lo familiar y más allá de lo familiar.
En este aspecto, la subjetividad es un factor central desde el punto de vista del psiquismo. A esto lo llamamos operatorias que transcurren entre alienación y separación. Alienación en el sentido de la necesidad de contar con esa referencia familiar cercana, pero, al mismo tiempo, es necesaria alguna separación porque, en cualquier caso, si esta relación o esta operatoria de alienación está dificultada en la familia, es posible que la relación con un docente y con otros niños y niñas pueda ayudar a que esa operatoria necesaria se constituya. Y también la operatoria de separación, que muchas veces está dificultada por los lazos familiares. Es esencial considerar el caso por caso sin forzamientos, pero, al mismo tiempo, sin resignar esa oportunidad”.
El vínculo pedagógico en contextos escolares
El segundo espacio donde un niño/a tiene la oportunidad de desarrollar vínculos significativos es la escuela. Ella ofrece múltiples oportunidades para corregir, desarrollar y fortalecer la vivencia inicial de vínculos nutritivos.
Para Zelmanovich, este vínculo es el encuentro con una persona adulta que ofrece otra variedad de recursos que incorporan lo familiar y lo cultural. “Hay un saber respecto de la necesidad de ampliar el universo de oportunidades culturales y el universo de oportunidades de tipos de relación. Y esto se constituye a partir de ofrecer aquello que al propio docente le resulta interesante para transmitir a esas pequeñas personas que se están constituyendo”, resaltó la autora.
Además, agregó: “En primer lugar, el vínculo pedagógico se constituye a partir del propio interés del docente respecto de aquello que ofrece: ese cuento, ese juego, esa propuesta de actividad, y cuál es la relevancia de la afectividad en esa relación, en ese vínculo pedagógico que se constituye siempre contando con ese elemento cultural que va a mediar en la relación. Porque cuando ese cuento o ese juego que ofrecemos logra tocar a esa subjetividad, es decir que se entusiasma cuando lo recibe, cuando quiere volver a escuchar, cuando se acerca a ese rincón en el cual hay determinadas propuestas de trabajo, allí la afectividad está en juego. ¿Por qué? Porque los efectos de la afectividad están muy relacionados con aquello que nosotros ofrecemos cuando produce efectos de lazo de ese sujeto con un cuento, con un juego, con una propuesta”.
De esta manera, al tiempo que los estudiantes encuentran placer en lo que aprenden, el vínculo pedagógico toma sentido. “La afectividad en el vínculo pedagógico está muy relacionada con aquello que puede afectar a esa subjetividad. Con la afectividad también se expresan los cuerpos. Cuando una subjetividad es tocada por el entusiasmo y por el interés por un relato, por un cuento, por un juego, ese cuerpo se serena; y cuando un cuerpo no puede dejar de moverse, no se entusiasma con nada, el vínculo pedagógico está dificultado. Por lo tanto, debemos encontrar algún indicio en esa personita que no logra ser afectada por esa oferta cultural ni ingresar en un vínculo pedagógico”, destacó Zelmanovich.

El docente como mediador cultural en los procesos de enseñanza y aprendizaje
Para asistir, desde el lugar de adulto, a esa constitución de la subjetividad, en los niños y niñas tiene que haber un proceso de revisión y de resignificación interna de las propias trayectorias y experiencias culturales. Para ello, se requiere una mirada reflexiva hacia la práctica docente.
Claudia Loyola, licenciada y profesora en Ciencias de la Educación, profesora de Enseñanza Primaria y autora de las clases 3 y 4 de la Actualización en el ISEP, sostiene que es muy importante que el docente diversifique, amplíe y enriquezca sus propias experiencias culturales.
“Para poder gestar propuestas interesantes y significativas para
las infancias, se requiere tener un bagaje y un repertorio
propio al cual acudir. Dada la estandarización y la fuerza de las industrias culturales en el campo cultural, esta propuesta tiene que apelar a cierta mirada sensible y crítica en relación con esos recorridos que se despliegan”.
En la tarea de mediación pedagógica, en general, y en relación con el capital cultural, en particular, se ha identificado a la escuela como un dispositivo clave a la hora de integrar a los nuevos miembros de la cultura, después de la familia.
Al respecto, Loyola argumentó: “Pensar al docente como mediador cultural, en principio, tiene que ver con asumir la responsabilidad de expandir mundos, de mostrarles a los niños que en este universo cohabitan múltiples mundos: el mundo de la literatura, el mundo de los títeres; los mundos poéticos que, justamente, sirven para poder llevar adelante subjetividades enriquecidas”.
Escuela, familia y comunidad
Como sabemos, la relación de la escuela con la comunidad cumple un papel importante en el desarrollo de propuestas de acción orientadas a promover procesos de inclusión educativa. La posibilidad de que otros actores sociales –padres, vecinos, organizaciones y clubes– formen parte de la vida escolar constituye, en muchos casos, un punto de partida para que la gestión institucional y, en ciertos casos, la propuesta pedagógica resulten más democráticas.
“Recuperar una dimensión comunitaria en el nivel Inicial es un trabajo central. Es necesario cambiar la mirada y la percepción ya que siempre están imbuidas por la hegemonía, por lo ideológico, y eso genera valoraciones, subvaloraciones y sobrevaloraciones de algunos bienes de la cultura que circulan. Incluso, a partir de eso, se invisibilizan otros bienes de la cultura”, resaltó Loyola y agregó: “Recuperar esta dimensión comunitaria también tiene que ver con la dimensión ético-política del rol de los maestros en función de la construcción de lo común. Desde la diversidad que cada familia y que cada niño traen en su mochila cultural, es importante poder hacer un espacio donde se trame lo común. Considero que es nuestra tarea ético-política central que se complejiza por las condiciones del mundo que habitamos, las que están fuertemente atravesadas por lógicas de desigualdad”.
Por consiguiente, mientras más alentador sea el ambiente, mayores posibilidades tendrán los niños de potenciar todos los ámbitos de desarrollo infantil y esto tendrá incidencia a lo largo de sus vidas. La responsabilidad, entonces, radica en propiciar entornos atractivos y desafiantes, en los cuales ellos realicen esas primeras experimentaciones. Siempre con la mirada puesta en que, en esta etapa, el ser humano es especialmente sensible a los estímulos de los entornos de enseñanza-aprendizaje.

Sobre la propuesta
La Actualización Académica en Educación Inicial es una propuesta que se inscribe dentro de una oferta de formación continua que responde a las demandas y a las problemáticas propias de la enseñanza en el nivel Inicial de Córdoba.
Entre otros tópicos, plantea el análisis de la posición central que observan los adultos en las instituciones del nivel, una mirada sobre el currículum desde una perspectiva sociohistórica y una reflexión sobre las características específicas que asume la enseñanza, que incluye, a su vez, el vínculo que esta observa con el juego.
Para este abordaje, se ponen a disposición variadas experiencias, casos, recursos y propuestas de intervención para su análisis y para su apropiación reflexiva. La intención es revisar las prácticas y buscar resignificarlas a partir de los aportes de pares y de los especialistas que elaboran los diferentes módulos.
Cómo citar a este artículo:
Instituto Superior de Estudios Pedagógicos. (2021). Expandir mundos: el desafío de la Educación Inicial, entre la afectividad y la trama comunitaria. Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba.