Muchos docentes de escuelas diversas definirían su oficio como el de “dadores de clases”. Si les preguntáramos “a qué te dedicas”, seguramente responderían con una frase que parece (o nos parecía) transparente: “doy clases”.
Pero en este escenario del presente (referimos al aislamiento obligatorio) ¿qué significa dar clase?, ¿qué hacemos cuando damos clases?, ¿qué “hace” que una clase sea clase? , ¿cómo podemos hacerlo “en pantuflas”?.
Como toda acción social, “dar clase” es una práctica histórica y situada en contextos singulares, atravesada por múltiples tradiciones pedagógicas que suelen ser contradictorias, disputada por diferentes intereses de poder y, por lo tanto, nada transparentes.
Las formas de las clases tienden a definirse, cotidianamente, por un conjunto de decisiones que cuando estamos en nuestras aulas de ladrillo parecen naturales, aunque lejos estén de serlo. Hoy, esas decisiones quedan “desnudas” y “visibles” y, por lo tanto, implican una oportunidad para pensarlas.
A pesar de este tiempo de pandemia, seguimos dando clases. La propuesta del Taller es entonces la de reflexionar en torno a las clases que damos; cómo las organizamos, los contenidos que involucran , las actividades. Y también, avanzar con algunas herramientas que hoy están disponibles y pueden contribuir a la tarea de enseñar. Asimismo el taller propone analizar la enseñanza, el estudio al que invitan las clases y, en términos más generales cómo esta situación en la que estamos interpela nuestro oficio. Partimos de lo que sabemos, de la experiencia que tenemos y nos animamos a proponer algunas estrategias para “dar clase en pantuflas”. Esto, sin dejar de pensar la complejidad ¿Cuáles son las posibilidades y los límites de las plataformas digitales? ¿Qué estamos aprendiendo en este escenario? ¿Qué desafíos le esperan a la escuela cuando regresemos?