Decididas y precursoras, se inscribieron en la historia y, con sus luchas y con sus ideas, enriquecieron el horizonte pedagógico nacional y regional. En esta nota de colección, proponemos un recorrido por la vida y por la obra de algunas referentes fundamentales de nuestra historia educativa.

Evocar también supone alojar imágenes que se presentan como postales: una figura frente al pizarrón, tiza en mano, abriendo camino al mundo que a los niños y niñas les espera descubrir. Mujeres entre los libros, reflexionando, elaborando conceptos y renovando prácticas; intelectuales y pioneras comprometidas social y políticamente con un país que se construyó, también, con el trazo de sus ideas.
El Día Internacional de la Mujer nos convoca, a modo de una restitución necesaria, a recuperar el recorrido y los aportes legados por mujeres en cada área de la vida social, política, científica y cultural.
En particular, en el caso de las Ciencias de la Educación, este recorrido amerita el detenimiento ante ciertas personalidades ineludibles: Juana Manso, Rosario Vera Peñaloza, María Saleme de Burnichon, María Luisa Cresta de Leguizamón y Olga y Leticia Cossettini, referentes entre otras miles de mujeres que formaron -y forman- parte de la construcción del legado educativo nacional. Sus nombres no solo suenan en claustros universitarios; sus aportes, sus palabras y sus propuestas todavía resuenan entre las paredes de las aulas y en otros territorios educativos, presentes ante el desafío renovado de transmitir algo del mundo en cada escena educativa.
Las y los invitamos a repasar aspectos destacados de sus historias, sus ideas y sus principales obras.
Nació en Buenos Aires el 26 de junio de 1819. José María Manso, padre de Juana, era un agrimensor español que, enfrentado a las ideas de Juan Manuel de Rosas, se tuvo que exiliar con su familia -primero a Uruguay y, luego, a Brasil- en tiempos de grandes agitaciones políticas en el Río de La Plata. Juana transitó su adolescencia y su juventud entre esos dos países, donde comenzó a poner en prácticas sus ideas libertarias.
En Uruguay, se inició en la labor educativa al crear en la habitación de su casa el “Ateneo de Señoritas”: allí educaba a las niñas de la élite de Montevideo.
Durante su exilio en Brasil, se casó con un violinista portugués, con quien emigró a Estados Unidos y a Cuba en busca de oportunidades laborales. Su estancia en Estados Unidos fue fundamental porque le permitió conocer los sistemas educativos en los que se inspiraría para pensar el diseño de políticas educativas sobre las cuales intercambiaría acuerdos y matices con Domingo Faustino Sarmiento.
Ya de regreso a Brasil, comenzó a publicar artículos en los que reflexionaba sobre la esclavitud, el racismo y la necesidad de emancipación de la mujer. Esta experiencia fue el antecedente de su Álbum de Señoritas, periódico fundado y redactado por ella misma.
Debido a su labor pública en el ámbito de la pedagogía, su reivindicación de los derechos de las mujeres y la labor en pos de una educación extensiva a toda la población, Juana estuvo constantemente en el centro de las críticas y de las aprensiones de los sectores más conservadores.
Los obstáculos impuestos por la influencia de dichos sectores y la frecuente falta de apoyo que eso supuso no impidieron que perseverara en la promoción de sus ideas sobre la educación popular, la importancia de la creación de jardines de infantes y la profesionalización de la tarea docente.
Murió un 24 de abril de 1875 en Buenos Aires, a los 55 años.
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Propició un fuerte impulso a las bibliotecas públicas y fundó la primera biblioteca popular en Chivilcoy, en 1866.
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Formó parte de la Comisión Nacional de Escuelas, impulsó la creación de cooperadoras escolares y abogó por el fin de las pedagogías basadas en el castigo.
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Defendió los derechos para la mujer y las infancias y la educación laica, el matrimonio civil y la protección para los pueblos originarios.
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En 1868, cuando Sarmiento asumió la presidencia, se convirtió en la primera mujer vocal del Departamento de Escuelas y, posteriormente, de la Comisión Nacional de Escuelas.
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Enseñó y dirigió la Escuela Primaria para Ambos Sexos nº 1 desde 1859, en la Provincia de Buenos Aires. Allí desarrolló nuevos planes de estudio, supervisó y mejoró la labor docente, y promovió la creación de jardines de infantes.
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Juana buscó mejorar la vida de los niños y las niñas de su época. La mayoría de las personas carecían de educación formal y las pocas escuelas existentes eran para los hijos de las familias ricas. Cuando en la educación argentina imperaba el castigo como forma de disciplinamiento, ella apostaba por una perspectiva que se basaba en la búsqueda del interés en la infancia mediante el juego, distanciándose, de modo enfático, de los castigos corporales y de otras formas de disciplinamiento imperantes.
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<<Bibliografía para aproximarse a la autora
- Manso, J. (1936). Misterios del Plata. Buenos Aires: Casa Editora de Jesús Menéndez.
- Manso, J. (2006). La familia del comendador y otros textos. Buenos Aires: Colihue.
- Manso, J. (1867). Guerras civiles del Río de la Plata. Primera parte. Una mujer heroica. Buenos Aires: Periódico El Inválido Argentino.
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Nació en La Rioja un caluroso 25 de diciembre de 1873. Miembro de una de las familias tradicionales de la sociedad de aquella provincia, fue maestra jardinera, docente de grado, profesora, directora, supervisora, inspectora y fundadora de institutos educativos.
Quedó huérfana siendo muy pequeña y vivió con una tía, quien cuidó los estudios primarios de su sobrina. En 1884 ingresó a la Escuela Normal de La Rioja, dirigida por maestras norteamericanas. Allí se graduó como maestra normal en 1888. En 1894, obtuvo el título de profesora normal. Paralelamente, estudiaba el profesorado destinado a los jardines de infantes y, en 1897, se graduó como profesora de kindergarten en la Escuela de Profesores del Jardín de Infantes de Paraná.
Su aporte a los jardines de infantes y su contribución al perfeccionamiento de los docentes del nivel Inicial fue muy importante en la primera parte del siglo XX.
Recorrió el país impulsando la enseñanza, y dictó cursos y conferencias. Con la fundación del Primer Museo para la Escuela Primaria, Rosario materializó su ideario pedagógico y político, proyectado en una formación integral que tuviese en cuenta los aspectos artísticos, físicos, manuales y musicales.
Conocida como “la Maestra de la Patria” -por su dedicación a la tarea educativa y por su trayectoria-, falleció el 28 de mayo de 1950. En esta fecha -y en honor a ella- se conmemora el “Día de la Maestra Jardinera” y el “Día de los Jardines de Infantes”.
Vale citar sus palabras textuales en “Mi credo Patriótico”, por el cual el Instituto Nacional Sanmartiniano le otorgó el primer premio:
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- En 1900 fundó el Jardín de Infantes del País, anexo a la Escuela Normal de La Rioja. Fue el primero de una serie de jardines creados en Córdoba, Buenos Aires y Paraná.
- Adaptó los aportes de Pestalozzi, Froebel y Montessori y creó un museo pedagógico con fines didácticos, como una articulación de pedagogía, didáctica y política.
- En 1931 creó el Museo en el Instituto Félix Bernasconi con una propuesta basada en la teoría pedagógica de Joaquín V. González: la geografía como base de toda enseñanza.
- Creó la Cátedra de Estudios Folclóricos para que maestros y maestras conocieran y utilizaran elementos del acervo nativo.
- Vera Peñaloza planteó la necesidad de una reforma educativa que se distanciara del positivismo, vía el romanticismo y el espiritualismo. Su objetivo era mejorar el ejercicio de la docencia al plasmar los ideales de nacionalidad y de progreso mediante una síntesis entre lo espiritual y lo positivo.
- Trató de integrar en los jardines de infantes el trabajo manual con la creatividad espiritual.
<<Bibliografía para aproximarse a la autora
- Vera Peñalosa, R. (1954). El hombre que rehusó el Olimpo. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral.
- Vera Peñalosa, R. (1915). Estudio comparativo de los sistemas Montessori y Froebeliano. Buenos Aires: Sociedad Nacional de Kindergarten.
- Vera Peñalosa, R. (1936). El Kindergarten en la Argentina. Didáctica Froebeliana. Buenos Aires: Consejo Nacional de Educación.
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María Esther Saleme nació en San Miguel de Tucumán el 15 de septiembre de 1919. La menor de siete hijos de una familia de inmigrantes sirios quedó huérfana a temprana edad y fue una de las mujeres del personal de servicio quien la tomó a su cargo: este vínculo con su “nana” analfabeta se constituirá en un hito en su historia.
Inició su escolarización junto con los hijos de los granjeros y este temprano intercambio, esta generación de vínculos estrechos con distintos sectores sociales -en especial del ámbito rural-, definió su horizonte político y educativo.
Comenzó su carrera alfabetizando a obreras mientras estudiaba Filosofía y Pedagogía en la Universidad Nacional de Tucumán.
Fue docente de distintos establecimientos del país y del continente. Su familia fue perseguida durante la última dictadura cívico-militar: su hijo fue llevado al centro clandestino de detención La Perla y su esposo fue asesinado.
En este largo periodo de persecución y amenazas, ella se trasladó de Córdoba a Buenos Aires, donde se instaló. Allí obtuvo su sustento del trabajo en tareas domésticas en distintos domicilios particulares y del cuidado de ancianos, actividad que le permitió subsistir hasta el regreso de la democracia en 1983.
Desde junio de 1988 hasta junio de 1990 fue decana de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Córdoba y directora del Centro de Investigación de esta facultad, que hoy lleva su nombre.
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- Es recordada por sus aportes a la alfabetización en nuestro país y en México, donde vivió su exilio.
- Trabajó en alfabetización en las regiones del Valle Calchaquí y del Pilcomayo, gracias a una tarea conjunta con la Universidad Nacional de Salta.
- Los ejes de sus desarrollos conceptuales y de sus prácticas fueron la ética, la educación popular, la enseñanza a los excluidos y la formación de maestras y maestros atentos a las infancias.
<<Bibliografía para aproximarse a la autora
- Saleme de Burnichon, M. (1997). Decires. Buenos Aires: Editorial Narvaja.
- Litwin, E. y Libedinsky, M. (Comps.). (1991). Educación a distancia. Deseos y realidades. Buenos Aires: OEA.
- Londoño, L. (Comp.). (1991) El analfabetismo funcional: un nuevo punto de partida. Barcelona: Humanitas.
- Frigerio G., Poggi M. y Gianoni M. (Comps.). (1997). Políticas, instituciones y actores en educación. Buenos Aires: Novedades Educativas.
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Hijas de docentes y comerciantes del sur de la provincia de Santa Fe, Olga Cossettini (1898, San Jorge – 1987, Rosario) y Leticia Cossettini (1904, San Jorge – 2004, Rosario) fueron docentes y compañeras en proyectos y experiencias educativas que sentaron precedentes en la educación argentina.
En 1935, Olga fue nombrada directora en una escuela del norte de Rosario. Entre el alumnado había hijos e hijas de pescadores, de obreros y de obreras de las fábricas, familias acomodadas y comerciantes de clase media. Su hermana Leticia, a cargo del quinto grado, fue clave para darles un vuelco a las clases tradicionales y llevar a chicas y a chicos al espacio extraescolar: a la experiencia, desde el entusiasmo y el arte.
Entre 1935 y 1950, las hermanas Cossettini desarrollaron y aplicaron un proyecto llamado Escuela Serena: se trató de una de las experiencias pedagógicas más innovadoras del país en la primera mitad del siglo XX, ya que se propuso transformar el rígido sistema educativo de la época a partir de los postulados de la denominada Escuela Nueva, una escuela activa y con experiencias de aprendizaje vinculadas a distintas manifestaciones artísticas.
Después de una larga carrera dedicada a la educación, las hermanas Olga y Leticia fueron nombradas ciudadanas ilustres de Rosario en 1985.
Lejos de concebir el oficio docente desde un rol de la reproducción de saberes culturales y prácticas cristalizadas, las hermanas se abocaron a la producción de saberes y de haceres surgidos de la revisión de los marcos establecidos para la educación. En sus aportes al campo pedagógico fue central su sostenido hincapié en los sentidos que se generan a partir del modo en que la producción cultural de cada época y de cada escuela se entrelazan.
Olga murió a los 98 años, en 1987, en la misma casa del barrio Alberdi (Rosario) que habitó junto a su hermana. Leticia falleció en 2004, a los 100 años. Su hogar se convirtió en un centro cultural y en un pequeño museo que convoca a docentes de todo el país.
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- Desarrollaron un proyecto llamado Escuela Serena, que aplicaron en la Escuela Experimental Dr. Gabriel Carrasco, en la ciudad de Rosario, transformando la tradicional escuela mixta en una escuela activa con experiencias de aprendizaje basadas en criterios de educación por el arte de vivir y convivir. La experiencia pedagógica estaba centrada en el respeto por los niños, en la solidaridad, en el acercamiento del alumno a la naturaleza y a su mundo circundante, desde su convicción de que solo se aprende lo que se vive. Era una escuela de puertas abiertas, que proponía libertad a los chicos para trabajar y a los maestros para desarrollarse.
- Su proyecto parte de considerar a los niños como sujetos activos y protagonistas de sus aprendizajes, no solo como destinatarios de contenidos preconfigurados. De esta forma, en su propuesta, los estudiantes eran considerados el centro de la práctica pedagógica y, como tal, debían estudiarse todos los aspectos de su personalidad.
- Transformaron los formatos tradicionales de la educación al potenciar la estimulación y la creatividad de los niños.
- Fueron pioneras en el diseño y en el estímulo de propuestas para que los/as estudiantes tengan un contacto con la naturaleza; por ejemplo, al promover excursiones a parques y a plazas con el fin de resignificar estos lugares como entornos válidos y valiosos de aprendizaje.
<<Bibliografía para aproximarse a la autora
- Cossettini, O. (1935). Sobre un ensayo de Escuela Serena en la provincia de Santa Fe. Santa Fe: Instituto Social de la Universidad del Litoral.
- Cossettini, O. (1935). Escuela Serena: apuntes de una maestra. Buenos Aires: Talleres Gráficos Argentinos L.J. Rosso.
- Cossettini, O. (1961). El lenguaje y la lectura en primer grado. Buenos Aires: Editorial Universitaria.
- Cossettini, O. (1963). La educación popular en Inglaterra, Francia e Italia. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral.
- Cossettini, O. (1968). El lenguaje y la lectura en primer grado. Buenos Aires: Eudeba.
- Cossettini, O. (1999). La enseñanza de la lengua en la escuela primaria: experiencia realizada en la escuela: Doctor Gabriel Carrasco de Rosario, provincia de Santa Fe. Rosario: UNR Editora.
- Cossettini, O. (2001) Obras completas. Santa Fe: Ediciones AMSAFE.
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María Luisa Cresta de Leguizamón nació en Entre Ríos el 2 de enero de 1918. Su madre era pianista, por lo que ella fue educada en un ambiente artístico. Fue escritora y profesora, pionera en la producción, el estudio y la difusión de la literatura infantil en Córdoba -ciudad en la que residió desde la década del ‘40-; autora de cuentos, poemas e investigadora de las letras hispanoamericanas.
Dictó clases en la cátedra de Literatura Hispanoamericana en la Universidad Nacional de Córdoba. En 1957 asumió como directora del Departamento de Letras Modernas de dicha Universidad.
Ejerció la docencia en la escuela Secundaria y en la universidad, y trabajó en el área de investigación con énfasis en la presencia de la literatura infantil y juvenil en Argentina, lo que la convirtió en una pionera en las propuestas de enseñanza de esta temática.
Su familia fue perseguida por la última dictadura militar y su hijo fue asesinado. Por esto, se vio obligada a exiliarse en México desde 1975 hasta 1985. Al regresar al país, fue reincorporada a su cargo concursado y en 1988 se la reconoció como “profesora emérita” de la UNC. Así, fue la primera mujer en recibir esta distinción en este espacio académico.
En 2007 donó su colección de libros a la Biblioteca Central de la FFyH, la cual pasó a formar parte del acervo bibliográfico de esta casa con el nombre de “Colección Malicha”, apodo con el que fue extensamente reconocida. Meses después, el 23 de octubre de 2008, falleció en Buenos Aires.
Quienes la conocieron recuerdan la frecuencia con la que “Malicha” citaba uno de sus versos preferidos del poeta R.M. Rilke: “Todos somos el niño que fuimos”. En su legado se evidencia que ella lo tuvo presente en cada decisión y en cada acto de su participación en la esfera pública.
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- Fue pionera de la literatura infantil y juvenil en nuestro país.
- Formó parte de un grupo de profesores de la Facultad de Filosofía que, en la década del ’60, abrió un nuevo campo de reflexión y de trabajo en torno a la enseñanza de la literatura.
- En 1978 fue una de las fundadoras de la Asociación Argentina de Lectura (AAL) Filial Córdoba. Luego, presidió su comisión directiva por muchos años.
- Apoyó decididamente la conformación del CEDILIJ en 1983, entidad emblemática que se creó como un centro de investigación y difusión de la literatura infantil y juvenil.
- Su obra se destaca por el rechazo al lenguaje infantilizado, por el animismo y por la inserción de elementos de la literatura tradicional en el mundo cotidiano infantil, además del lenguaje familiar y coloquial, del juego en el manejo del tema y del empleo de la palabra.
<<Bibliografía para aproximarse a la autora
- Cresta de Leguizamón, M. (1973). La cola del barrilete. Córdoba: Edición de autor.
- Cresta de Leguizamón, M. (1984). Navidad para todos. Buenos Aires: Plus Ultra.
- Cresta de Leguizamón, M. (1985). Cuentos con Sueños. Buenos Aires: Nuevo Siglo.
- Cresta de Leguizamón, M. (1969). Guía de libros y canciones para niños. Córdoba: Dirección de Cultura de la Municipalidad.
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