El ISEP cumple hoy 4 años de vida. En el camino transitamos debates intensos. Uno de ellos, en el que nos propusimos pensar a la escuela bajo los complejos escenarios del siglo XXI, asume en estos días más actualidad que nunca. La pandemia nos empuja a reinventar la escuela. Cuando llegue el momento de volver a los edificios escolares, ni maestros, ni estudiantes, ni familias, volverán siendo los mismos.

Por Adriana Fontana
Directora del ISEP.
Hoy, 15 de abril, cumplimos 4 años, el día nos encuentra en un momento histórico que jamás imaginamos. Sin ocultar la angustia que sentimos por haber tenido que interrumpir los encuentros alrededor de las mesas de trabajo, en las que unos buenos mates, y no pocos dulces, incentivan las calurosas discusiones que nos llevan a construir las propuestas de formación docente que luego brindamos, quiero decir también que, paradójicamente, tenemos buenos motivos para festejar el comienzo de un nuevo año. Este cumpleaños es una de esas pequeñas alegrías -pese a todo- de las que nos habla Marc Auge (2018). ¿Por qué?
En primer lugar, porque podemos reconocer nuestro crecimiento con el paso de los años (desde 2016). Hablo en términos políticos y pedagógicos[1].
El ISEP expresa una política pública, una política educativa que se permite la renovación. En estos cuatro años trabajamos en la construcción de una pedagogía de la formación docente que atiende los desafíos del presente. Incluyo, en esta atención, a la situación educativa generada por la pandemia (retomaré este asunto más adelante).
Aunque sea por el privilegio que otorga cumplir años permítanme una mirada que amplíe la perspectiva.
Después de cuatro años tenemos la alegría de reconocer la construcción de una pedagogía que, si bien podríamos decir que está en ciernes, tiene ya algunos rasgos que podemos identificar en cuanto han logrado cierta estabilidad.
Esta pedagogía de la formación docente que desarrollamos en el ISEP se sostiene en los principios de la igualdad y de la libertad. Buscamos, así, garantizar la inclusión, el respeto a las diferencias y a la pluralidad. La enseñanza es la columna vertebral alrededor de la cual se organizan todas las propuestas, en torno a las cuales, hemos construido algunos acuerdos. Repasemos:
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Todas las propuestas del ISEP adoptan la modalidad combinada, combinan clases virtuales y encuentros presenciales.
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Todas las propuestas del ISEP se configuran dialogando con problemas de corte teórico disciplinar y didáctico y se ocupan centralmente de los asuntos que desafían a las prácticas de la enseñanza.
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Todas las propuestas del ISEP se diseñan “mirando” las escuelas. Las escuelas son diferentes pero son parte de un sistema educativo y tienen algunos puntos en común, entre otros: un currículum, grupos de estudiantes y equipos docentes. Dicho de otro modo: las escuelas no son todas iguales, en ellas pasan cosas diferentes. En las escuelas no se puede enseñar cualquier cosa, ni se puede enseñar de cualquier modo. Se enseña en el marco de un equipo de trabajo y se aprende en grupos; las aulas (físicas o virtuales) son un lugar en el que se estudia con otros, se aprende una materia pero también se aprende a estar, a escuchar, a intercambiar ideas con otros. La escuela es un buen lugar para ensayar la vida en democracia.
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Todas las propuestas del ISEP resultan de un trabajo en equipo que es interdisciplinar. No hay clases que se produzcan de manera individual; resultan del trabajo colaborativo de varios profesionales que participan en su construcción: autores, responsables de contenidos, didactizadores, diseñadores, maquetadores, ilustradores, correctores de estilo; tutores, coordinadores y equipos de carreras, de departamentos, de áreas. Cada uno participa de algún modo relevante en decisiones que impactan en las propuestas del ISEP.
Estas propuestas se inscriben, en efecto, en una pedagogía que hace pocos meses atrás (antes de la pandemia) sintetizaba en estos términos:
abierta al diálogo con las tecnologías digitales, dispuesta a una relación en la que se potencien sus cualidades: la del acompañamiento y la de la promesa de una transmisión. En este marco, la modalidad combinada adquiere un sentido singular. El aula virtual y el aula presencial son lugares de encuentro con los otros y con el saber. Una pedagogía, en tanto acompañamiento a ese aula-lugar de encuentro con el otro y con el saber, es siempre una promesa; algo nuevo se abre allí.
Las tecnologías digitales en el ISEP son reconocidas porque potencian la capacidad del acompañamiento y se disponen al servicio del encuentro. Dice George Steiner (refiriéndose al oficio de enseñar):
No hay oficio más privilegiado. Despertar en otros seres humanos poderes, sueños que están más allá de los nuestros, inducir en otros el amor por lo que amamos; hacer de nuestro presente interior el futuro de ellos: esta es una triple aventura que no se parece a ninguna otra (…) Es una satisfacción incomparable ser el servidor, el correo de lo esencial (…) enseñar, enseñar bien es ser cómplice de una posibilidad trascendente (…). Hemos visto que el Magisterio es falible, que los celos, la vanidad, la falsedad y la traición se inmiscuyen de manera casi inevitable. Pero sus esperanzas, siempre renovadas, la maravilla imperfecta de la cosa, nos dirigen a la dignitas que hay en el ser humano, a su regreso, a su mejor yo. Ningún medio mecánico, por expedito que sea; ningún materialismo, por triunfante que sea, pueden erradicar el amanecer que experimentamos cuando hemos comprendido a un Maestro. (2011, p. 173)
Ningún medio mecánico, ninguna tecnología, puede erradicar el amanecer que el oficio de enseñar habilita cuando ese algo puesto sobre la mesa (en términos de Masschelein y Simons, 2014) se nos revela y nos convertimos en herederos de la cultura humana. Los grandes pedagogos han dado cuenta de la experiencia de enseñar en estos términos.
Ese es el desafío del oficio docente, con unas y otras tecnologías, en el siglo V o en el siglo XXI.
Ese es el desafío que asumimos en el ISEP. Estamos recreando una pedagogía que dialoga con el desarrollo tecnológico sin reducirla al paraíso y sin aventurarla al infierno en el que los seres humanos perdemos nuestra condición al perder la libertad. La política educativa de la que hablamos exige una pedagogía que no resulta de un pensamiento binario, sino que, por el contrario, viene del debate; la política pedagógica del ISEP se recrea con el aporte de los diferentes equipos que lo conforman. (Fragmento tomado de la Editorial de la Revista Schole, número 03, 2019)
Pequeña alegría. Festejamos hoy este crecimiento cuando la pandemia nos condena -esperemos que por poco tiempo- a la vida social en el ultramundo, como llama Baricco en The Game (2019) a las relaciones en la virtualidad.
Pequeña alegría digo y retomo lo que quedó planteado en el principio de la nota porque esta construcción que venimos haciendo a lo largo de estos años nos permite, en el actual contexto de la pandemia, pensar y diseñar propuestas con algunos recursos y saberes disponibles fruto de esta experiencia previa. No es poco frente a tanta incertidumbre.
Hablo en plural; refiero a quienes trabajamos y a quienes estudian en el ISEP ya que hoy, pandemia mediante, nos encontramos reinventando la escuela. Si hasta hace un mes esto era una posibilidad que a nosotros nos interpelaba, hoy es una imposición; no hay alternativa.
En estos días, la escuela está en casa. Aún cuando haya quienes se deleitan hablando de desescolarización o alientan la hipótesis de que hoy no hay escuela, desacreditando así la inmensa acción escolar de estos días, yo quiero aquí destacarla: en las casas las y los chicos, las y los jóvenes hacen tareas que les proponen sus maestras/os y profesores. Son propuestas con contenidos escolares. Es la escuela que entra, va a las casas a través del trabajo que hacen las y los docentes. No son las familias las que proponen una actividad o un ejercicio sino la escuela. Mal que les pese a muchos, hay escuela que se reinventa y hay docentes que recrean sus estrategias de enseñanza. No hacen lo mismo, no esperan lo mismo de sus alumnos, están -y estamos- reinventando a partir de lo que sabemos.
Las familias son convocadas como lo fueron históricamente, claro que en esta circunstancia, la convocatoria tiene otro peso, pero la tarea, el contenido, las actividades, las piensan, las diseñan y las envían los docentes. Las producen en soledad, recurriendo a la experiencia que tienen y/o a producciones más colectivas que están disponibles en diferentes sitios en la Web; para el caso de Córdoba: Tu escuela en casa [2]. Como sea, en este contexto de aislamiento y encierro, la escuela sigue hablando con los alumnos. Circuló por diferentes medios y redes, si algo tienen chicas, chicos y jóvenes hoy es propuesta escolar. Diferente a la que tenían hace un mes atrás. En la casa, sí. En la virtualidad, sí. Mucha, poca, amarrada a una secuencia didáctica o en ejercicios sueltos. Claro, como se pudo, nadie estaba preparado para esto. Sin embargo, con más o menos aciertos o errores, el sistema educativo se movió, hizo propuesta, la escuela fue, está en las casas, proponiendo contenidos y pidiendo a las familias que acompañen a sus hijos en el proceso de aprendizaje. Como antes, pero distinto.
Lo veníamos estudiando en el ISEP: la escuela es un artificio social; por tanto, se puede reinventar. Cuando pase la pandemia, esperemos que pronto, volveremos a encontrarnos en los edificios escolares, se retomará la conversación de estos días con las y los alumnos, pero ya no estaremos del mismo modo. Ni los estudiantes, ni las familias, ni las maestras/os y profesores. No habrá vuelta atrás de lo que hemos aprendido.
La experiencia del ISEP nos ha dado herramientas que ayudan a enfrentar a este acontecimiento. La virtualidad es para nosotros (refiero a los que trabajamos o a los que estudian en ISEP) un terreno conocido, sabemos movernos, tenemos con qué pensar sus ventajas y los problemas de este medio. Sabemos de los límites y de la necesidad del vínculo cara a cara.
Crecimos, podemos preparar buenas clases virtuales, mientras imaginamos el re-encuentro en las clases presenciales, donde ocurren otras cosas, diferentes, imposibles de reemplazar en la virtualidad. Por eso, esperamos pronto el regreso, por eso brindamos hoy en este cumpleaños.
[1] Podría también hacerlo en términos cuantitativos, en estos años ha sido muy importante el crecimiento del ISEP en números: cantidad de propuestas, de cursantes, de egresados, la diversificación disciplinar y el crecimiento de los equipos de trabajo. Podrán consultarlo en el anuario que estaremos presentando en los próximos días.
[1] Valga, sobre esto, un reconocimiento especial al equipo del ISEP que desde el primer momento trabajó y sigue haciéndolo en el sitio Tu escuela en casa con el mismo compromiso, responsabilidad y profesionalismo que expresa en las propuestas del ISEP.