En esta nota, los responsables de producir y de diseñar los materiales educativos para cada una de las propuestas del ISEP explican los múltiples desafíos que implican sus tareas, insertas en un proceso formativo que combina lo virtual y lo presencial.

¿Qué es un material educativo?, ¿para qué se produce y se diseña?, ¿cuál es su objetivo pedagógico? El proceso de producción de materiales educativos constituye una instancia fundamental dentro del aprendizaje y de la enseñanza. En el ISEP, este trabajo se articula desde un área específica dedicada a la tarea de producción, al diseño y a la elaboración de materiales educativos para cada una de las propuestas formativas: el área de Producción de Materiales Educativos en Línea.
Paula Fernández, quien tiene a cargo la coordinación del área, explica que el trabajo de producción de materiales se sostiene en un enfoque integral que articula la mirada de múltiples disciplinas y saberes y que asume que “todas las propuestas son siempre abiertas, incompletas, inacabadas, que están siempre en constante revisión y adecuación”.
En este sentido, articular materiales con objetivos pedagógicos implica un complejo diálogo con el conjunto de los avances tecnológicos y con las constantes transformaciones socioculturales que aquellos avancen suponen y proponen. En ese marco, resulta necesario, primero, problematizar qué entendemos por materiales educativos como forma de aproximarnos a las múltiples maneras en las que acompañan el aprendizaje.
“Es una producción multimedial y multimodal que está definida, principalmente, por la intencionalidad pedagógica: presentar contenidos para la enseñanza con miras a que sus destinatarios construyan aprendizajes en torno a ellos”, explica Fabián Iglesias, corrector literario del área.
“En este sentido, las potencialidades de los numerosos recursos dentro de los entornos digitales permiten que se amplíen los sentidos en la elaboración y en la transmisión de la información, y también en la producción de actividades de aprendizaje, multiplicando las posibilidades de comprensión de los destinatarios”, agrega.
Para llevar adelante este proceso de producción, resulta necesaria la intervención de un equipo interdisciplinario que afronte las decisiones que supone esta responsabilidad. Así es como el conjunto se compone por profesionales de distintos campos, desde diseñadores gráficos, ilustradores y comunicadores hasta pedagogos y correctores literarios.
“Este proceso implica no solo desarrollar la creatividad en un profundo trabajo didáctico, sino también alcanzar una labor mancomunada junto al autor y a los distintos actores implicados en el proceso producción”, destaca Eliana Arévalo, una de las didactizadoras que se desempeña en el área.
“En esta producción dialogada, con idas y vueltas, las recomendaciones pedagógicas, comunicacionales y tecnológicas para el uso y el aprovechamiento intensivo de las posibilidades que brindan la hipertextualidad, los ambientes virtuales y las redes sociales cobran una gran relevancia”, amplía.
La producción de materiales: su proceso, sus criterios y sus formatos
Dentro del desarrollo de nuevos escenarios educativos, como es el caso de la educación en línea, la producción y el diseño de materiales didácticos se vuelven más complejas y aparecen en este proceso múltiples formatos y, con ellos, distintas potencialidades.
Flavia Ferro, otra de las didactizadoras, analiza: “Los formatos son variados y muchas veces se combinan. Su potencialidad está relacionada con la intencionalidad pedagógica con que se utilizan y con la experiencia de aprendizaje que se quiere promover. Por ejemplo, el uso de audios en foros para generar en los participantes confianza en la voz propia o para complementar explicaciones escritas por los autores”.
Sin embargo, el sentido y el objetivo pedagógico no son todo lo que se toma en cuenta a la hora de producir, diseñar y elaborar un material educativo. “La hipertextualidad, la multimedialidad, la interactividad, la flexibilidad y la navegabilidad son algunos de los conceptos que definen a los entornos virtuales y que se presentan como potencialidades a la hora de pensar en el diseño y en la producción de materiales didácticos”, asevera Ana Gauna, diseñadora gráfica del área.
En este sentido, agrega que las producciones se asientan sobre criterios tales como la ruptura de la linealidad en la organización y en la presentación de los contenidos; la integración de múltiples lenguajes con diferentes formatos (texto, audio, animaciones, video, gráficos, imágenes); la idea del aprendizaje como construcción colectiva, y la comunicación mediante una estructura dialógica, no solo entre el autor (docente) y el lector (alumno), sino también entre estos y otros textos y recursos externos, como otros expertos o las voces de los mismos cursantes.
Entonces, teniendo en cuenta que el ISEP propone una formación académica con una modalidad combinada, con una fuerte impronta virtual, es interesante pensar los particulares modos en los que la experiencia de aprendizaje se va configurando. “Los materiales educativos, de alguna manera, ayudan a mirar un determinado objeto cultural y ello ocurre tanto en el aula presencial como en la virtual. En este sentido, el entorno digital facilita el acceso a múltiples recursos que involucran diferentes medios y lenguajes, establece la asincronicidad como aspecto principal en las interacciones y plantea la necesidad de comunicarse a través de textos”, describe Florencia Scidá, quien se desempeña como maquetadora dentro del área.
“A la vez –profundiza– ofrece tiempos y espacios para el estudio, la reflexión, el intercambio asincrónico y el análisis, que no tienen competencia con la inmediatez y con el encuadre temporal acotado en los que se plantean las interacciones en un encuentro presencial”. No obstante, la conjunción de ambos espacios –el virtual y el presencial– constituye para el cursante una experiencia integral que enriquece.
Tecnología y sociocultura: los cambios y sus desafíos en la producción pedagógica
Los constantes avances tecnológicos y los cambios sociales y culturales que ellos conllevan hacen que quienes se encargan de la tarea de producción y elaboración de materiales didácticos y educativos estén constantemente observando las prácticas culturales y las formas en las que estas dialogan con el modo de conocer el mundo y de aprender.
Los cursantes que actualmente se incorporan a una propuesta del ISEP no son los mismos que comenzaron durante el año 2016 y, probablemente, tampoco sean similares a las futuras generaciones. La vertiginosidad de las transformaciones reactualiza constantemente la necesidad de repensar lo hecho y de explorar nuevas maneras de producir entornos educativos.
A su vez, pensar en los destinatarios de los productos educativos, con sus propias experiencias y trayectorias formativas previas, enfrenta a este conjunto de profesionales a otros desafíos. “Por un lado, a producir una propuesta educativa que habilite trayectos alternativos valiéndose de las posibilidades que brindan el hipertexto y la integración de diferentes lenguajes y medios en un mismo entorno. Y, por el otro, a la posibilidad de consumar experiencias potentes de aprendizaje colectivo promoviendo intercambios, debates y producción colectiva”, amplía Fernández.
“En definitiva –concluye la coordinadora– se trata de proponer una experiencia formativa que apele a la reflexión sobre el oficio docente y a la propia práctica profesional profundizando en aportes teóricos de diferentes campos disciplinares”.

Cómo citar a este artículo:
Instituto Superior de Estudios Pedagógicos. (2019). Una mirada pedagógica sobre la producción de materiales educativos del ISEP. Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba.