Contó con la presencia del destacado pedagogo argentino Pablo Pineau, acompañado por Liliana Abrate y Adriana Fontana. Se abordaron los desafíos actuales de la formación docente desde una perspectiva pedagógica.
El pasado jueves 23 de mayo se concretó, en el marco del espacio “Diálogos sobre Pedagogía”, el conversatorio “La importancia de la formación pedagógica para la formación docente” en el Instituto Domingo Zipoli de la ciudad de Córdoba.
La conversación suscitó interesantes preguntas y reflexiones en torno a los desafíos de la formación docente dentro de los complejos escenarios educativos en los que hoy se inscribe. Estas inquietudes fueron abordadas por Pablo Pineau, pedagogo de amplia trayectoria en la investigación educativa y reconocido por sus producciones vinculadas a los debates educativos de estos tiempos. Liliana Abrate, integrante del Equipo de Coordinación de la Formación Docente Complementaria del ISEP, y Adriana Fontana, Directora del ISEP y docente de la Cátedra de Formación Docente de la UBA, acompañaron al pedagogo.
El encuentro buscó abrir la discusión a partir de una serie de interrogantes que giraron alrededor de cuál es la propuesta que se les hace a quienes buscan formarse como docentes y cómo debe preparárselos para ese reto. En ese sentido, la formación pedagógica como pilar de la formación docente fue uno de los puntos centrales del debate. En ese marco inició la conversación Fontana, quien afirmó que es necesaria una reflexión más profunda sobre la formación docente y sobre las prácticas educativas, pensando en la posibilidad de reinventarlas y comprendiendo que “los tiempos cambian y los sentidos se transforman”. Con ese supuesto hizo referencia, sobre todo, a las tecnologías digitales. “Impactan en las relaciones sociales y en nuestros estudiantes, que tienen vínculos entre ellos mediante las redes sociales y también con el conocimiento, configurando nuevas formas de acceder a él”, explicó.
Por su parte, Abrate puntualizó que la formación pedagógica brinda la “posibilidad de reflexionar, de pensar y de revisar las prácticas educativas actuales”, para hacerlas dialogar con el pasado, con la “constitución y con el desarrollo de la escuela, con vistas a un futuro deseable”. A su vez, destacó que esta reflexión debe traducirse luego “en una apropiación de formas de hacer, que nutra y dé lugar a nuevas ideas” que se acerquen a lo que se quiere en torno a la educación de este tiempo.
“Hoy se ha perimido la posibilidad de una formación pedagógica historiográfica”, advirtió Abrate y profundizó: “Lo que antes se enseñaba en pedagogía era la historia de los ideales pedagógicos y esos aparecían como los modelos por seguir, es decir, como una perspectiva moralizante que hoy para nada contribuiría a los desafíos actuales. Deberíamos pensarlo mejor como un legado para mirar críticamente las invenciones educativas que se adoptaron en distintos momentos, para ver los desafíos actuales situadamente, desde los propios contextos. Entonces, la formación pedagógica debe contribuir para que el conjunto de los docentes pueda pensar recuperando los legados, pero desde las nuevas improntas”.
Sumando a este análisis, Pineau afirmó que el centro de la reflexión pedagógica es lograr que los profesionales no solo sean expertos en el contenido que manejan, sino también en “cómo enseñarlo, en poder dar herramientas, estrategias, reflexiones, pensamientos, preguntas, dudas y respuestas sobre cómo se transmite esto que saben”.
Así planteada, la importancia de la formación pedagógica en la formación docente resulta trascendental, puesto que implica una mejora en las prácticas de enseñanza y de aprendizaje, al tiempo que abre una reflexión constante sobre el quehacer docente.
Se trata, tal como lo sintetiza Pineau, de “pasar de saber algo a poder enseñarlo”.
A su vez, y enfocada desde la perspectiva del estudiante, la formación pedagógica de sus docentes implica la garantía del derecho a la educación, aseguró el pedagogo argentino. “Tener docentes bien formados pedagógicamente implica que las prácticas de enseñanza y aprendizaje sean más efectivas y que permitan al estudiante vencer más rápidamente los problemas. Garantiza el derecho a la educación porque, de algún modo, una buena formación docente parte de este derecho”, concluyó.
La mirada desde la formación docente
El ISEP brinda distintas propuestas de formación docente complementaria que responden a las demandas y a las problemáticas del sistema educativo de Córdoba. Tienen la finalidad de aportar a la profesionalidad docente propiciando la construcción de un conjunto de saberes que contribuyan al análisis de la realidad educativa y escolar.
Ruth Rodríguez, asistente al evento y cursante del Profesorado de Educación Secundaria en Informática del ISEP, resaltó la importancia de espacios como el conversatorio, donde “pensar y reflexionar en la tarea pedagógica frente al aula y dialogar con pares que desempeñan el mismo rol permiten cuestionar y mejorar las propias prácticas educativas”.
Sobre todo –agregó– pensando en los cambios que existen en las nuevas generaciones de estudiantes. “Hoy los chicos aprenden de otra forma, entonces nosotros también tenemos que ponernos en juego para poder vencer nuestros propios desafíos, pensar nuevas prácticas y ofrecer a los jóvenes la educación que merecen”, destacó.
En tanto Francisco Draba, también asistente a la conferencia, jerarquizó el espacio de debate que supuso el conversatorio: “Es muy valioso y novedoso para quienes nos estamos formando y capacitando para ser los mejores profesionales posibles; los datos que nos dieron fueron muy buenos, al igual que el diálogo que se propició”.
Por su parte, la coordinadora de la Formación Docente Complementaria del ISEP, Luciana Cometto, describió el espacio como un lugar “de encuentro colectivo de cursantes de distintos trayectos, profesorados y formaciones pedagógicas, en donde hay un denominador común que es la pregunta por la formación docente”.
Entre los tópicos destacados durante el conversatorio, subrayó los aportes de Pineau en relación a las preocupaciones históricas “que atravesaron el sistema educativo, la escuela y el oficio docente”. Precisó, en ese sentido, que el objetivo del evento fue la problematización de las propias prácticas educativas de los docentes y el debate en torno a la posibilidad de pensar el vínculo con el conocimiento, la formación en didácticas específicas y su rol como formadores y como docentes”.