Si pudiera hablar, ¿qué diría la tiza sobre qué es un profesor? Si pudiéramos viajar al futuro, ¿qué diríamos desde allí sobre aquello que caracteriza a una profesora? Si tuviéramos que escribir una entrada de Wikipedia sobre la palabra “profesor/ra”, ¿qué escribiríamos? Bajo esta consigna, los y las estudiantes de las Formaciones Docentes Complementarias del ISEP construyeron en grupos -y en clave literaria- definiciones sobre qué hace a un profesor y una profesora. Repasamos algunos de sus trabajos que nuclean interesantes contenidos y, sobre todo, mucha creatividad.

Definir es una forma de construir fronteras: de suturar, con mayor o menor determinación, el significado o la naturaleza de alguna cosa. En ese ejercicio, complejo y problemático, se ponen en juego una serie de operaciones que no necesariamente hablan solo de lo que “la cosa” es; dan cuenta, también, de cómo “esa cosa” es para nosotros.
Ahora bien, si a “la cosa” se le pone el nombre de “profesor/ra” y se pretende sobre ello construir una definición, la complejidad es aún mayor. Una complejidad que afrontaron, en la clase 2 del Módulo Introductorio, los y las cursantes de las Formaciones Docentes Complementarias del ISEP.
La consigna les proponía pensar, en el formato de un artículo de Wikipedia y en clave literaria, una entrada sobre la palabra “profesor/ra”. Para ello, debían construir contenidos a la luz de una serie de categorías propias de este tema: descripción, distribución y hábitat, alimentación, comportamiento social, creencias, enemigos, aliados, influencias y ambiciones.
Los resultados arrojaron de los más variados recursos. Cada grupo resolvió las consignas de forma diversa, apelando a diferentes estrategias creativas. En todos, sin embargo, estuvieron en juego las representaciones sociales respecto del concepto de profesor/ra que habitan en quienes se decidieron por la profesión docente. Salieron a la luz los sentidos y los significados que se le asocian, las prácticas que lo constituyen y la forma particular en la que se piensa su desempeño.
Por eso, los y las invitamos a recorrer algunos pasajes de los trabajos producidos y desentrañar algunas pistas de lo que piensan sobre la labor del profesor y la profesora quienes se preparan para serlo.
Descripción
“Estimados lectores, yo, la tiza (compañera, amiga, confidente, secretaria, herramienta de múltiples y variadas hazañas, inseparable de él, ella, ellos) quiero contarles cuál es el origen de la palabra profesor”, empieza uno de los artículos. El grupo, en este caso, decidió personificar la tiza, un elemento icónico del trabajo en el aula, para narrar desde esa perspectiva qué es un profesor.
“Mi contacto principal con los profesores es con sus manos; de ahí, aunque no se pueda creer, se puede sacar mucha información. Se las encuentra de diversos formatos: las manos de mujer por lo general tienen anillos que las adornan y embellecen más aún. Las manos nerviosas suelen ser la de los profesores más jóvenes cuando dictan sus primeras clases. Las manos más seguras son las de los profesores con más experiencia, fruto esta de los numerosos años que llevan enseñando”.
Algunos, en cambio, optaron por resaltar las múltiples formas en las que son nombrados: “A estas personas también se los suele conocer como ‘profe’, ‘seño’, ‘la vieja de inglés’, ‘el viejo de matemática’, entre otros”.
Otros decidieron pensar al profesor y la profesora como una especie humana particular: “El profesor es una especie mamífera/carnívora de la familia de los humanos que se ha formado intelectual y vivencialmente para transmitir saberes, valores y conocimientos a otras personas”.
Bajo esa lógica, para este grupo hay varias clases de profesores, puesto que la especie ha ido mutando con el devenir de los tiempos: “Encontramos el brillante, el ideal, el escrupuloso, el mero profesional, el eufórico, el displicente, el depresivo, el poeta, el desconfiado, el absorbente, el sugestivo, el teórico o el práctico, el esteta, el social, el autoritario, el religioso y muchos más”.
Estuvieron, también, quienes corrieron un poco en el tiempo y se aventuraron a pincelar, desde un futuro lejano y con ocurrencia y comicidad, el recuerdo del profesor como emblema de una época:
“Se extinguieron luego de la era del hielo ya que fueron reemplazados por i-bots de alta compresión. Los profesores solían poner de manifiesto su vocación y su empeño en sistematizar los saberes de pequeños seres en busca de luz conocidos como ‘alumnos’”. Así fue que un profesor no pudo encontrar su lugar en el mundo desde que los computadores cuánticos y la nanotecnología encontraron su rumbo definitivo luego de vencer a Gari Kaspárov”.
Continuando con la metáfora, se aventuraron a describir aún más la vida de esta recóndita figura: “En su hogar se multiplicaban, año tras año, libros, apuntes, carpetas y fotocopias, ocupando cada superficie plana que aparecía a su paso. Eran endémicos de todo el territorio nacional, habitaban en grandes conglomerados urbanos aunque eran capaces de adaptarse a todo tipo de climas y topografías”.
Distribución y hábitat
Y hablando de climas y topografías, el hábitat era otro de los puntos que debían describir. “Su hábitat es un ‘aula’ que puede estar construida por diferentes elementos; solo se necesitan personas dispuestas a enseñar y aprender”, inició uno de los equipos.

“En estos lugares predominan los gritos, las risas, los saltos y corridas -continúa otro-; gente despeinada (y sin dormir) pero, a la vez, con vocación de servicio, dedicación y amor incondicional a la actividad que desarrollan en estos lugares”.
Algunos, más osados, se remontaron hasta una tradición bíblica para describir su entorno: “Su hábitat natural es la Torre de Babel: entre el sonido de las diversas lenguas que llenan los pasillos se siente como en casa. Aunque en esta torre se practica un curioso ritual: el sonido de una campana lleva a que los nuevos pobladores dejen de correr por los pasillos y dispersen los pequeños grupos que habían formado para el ejercicio de sus nuevas y extrañas lenguas”.

Alimentación
Sobre la alimentación, las respuestas fueron de las más variadas: “Esta subespecie de la raza humana necesita retroalimentarse de la participación con otras personas. Requiere nutrir sus conocimientos con investigaciones, nuevas tecnologías, congresos, talleres, libros, apuntes, juegos, etc.”.
A esta dieta, se le suman:
- la empatía, el compromiso y el sentido del humor;
- las sonrisas y abrazos de sus alumnos/as;
- algún pequeño obsequio impregnado de gratitud y de amor;
- el aliento de algún superior o colega cuando las fuerzas decaen.
Lo que no faltó en ningún grupo, por más diversos que fueran sus relatos, fue la mención del mate como parte fundamental de la dieta del profesor y la profesora. “Un mate, sin importar si es amargo o dulce, con yerba común o compuesta, bien calentito o tibio”.
Creencias
Si bien hubo muchas, una supo resumir el espíritu de todas:
“El futuro de cada individuo tiene que ser mejor que el presente”.

Enemigos
- Rutina.
- Tiempo.
- Burocracia.
- Desigualdad.
- Apatía.
Aliados
- La tiza que, dócil, se entrega a la tarea de transmitir, en manos del profesor, el conocimiento de tantas ciencias y disciplinas.
- El bendito y esperado recreo, ya que es el momento en que todos los profesores y todas las profesoras toman aire, dicen “ommm” para relajarse y continuar con su labor.
- Un equipo directivo cercano, abierto siempre al diálogo y al consenso.
- Los/as docentes que acompañan y empujan a sus compañeros/as.
Influencias
- Los/as profesores/as que dejaron huellas en ellos
Ambiciones
“Que todos lleguen, que ninguno de sus estudiantes se caiga del sistema y quede fuera”.
Cómo citar a este artículo:
Instituto Superior de Estudios Pedagógicos. (2018). ¿Qué diría la tiza?: miradas sobre la figura del profesor. Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba.