La jornada reunió a cientos de docentes que se dieron cita para disfrutar de la conferencia “¿Qué pedagogía para este tiempo?”. El pedagogo francés abordó la forma particular en la que la pedagogía dialoga con la transmisión y la emancipación. Por la tarde, además, se realizaron paneles de debates con diversos especialistas en la Universidad Provincial de Córdoba (UPC).
Con la expectativa de reflexionar en torno a la pregunta “¿Qué pedagogía para este tiempo?”, cientos de docentes se hicieron presentes en el Teatro Real de la ciudad de Córdoba para recibir, a sala llena, al conferencista central de la jornada: Philippe Meirieu.
La visita del pedagogo francés suscitó un gran interés en la comunidad educativa de la provincia Córdoba, lo que redundó en una importante convocatoria a la conferencia organizada por el Ministerio de Educación de Córdoba, a través del Instituto Superior de Estudios Pedagógicos.
La cita inició unos minutos antes de las 9 de la mañana del pasado jueves 25 de octubre cuando, docentes de Capital y del interior, comenzaron a concretar sus respectivas acreditaciones. En el hall de ingreso al teatro, el espíritu de la jornada comenzó a palpitarse con un momento artístico en formato de flashmob; se trata de una intervención organizada y colectiva que irrumpe en el espacio durante un breve fragmento de tiempo con alguna expresión artística. En este caso, previo a la entrada a la sala central, los asistentes disfrutaron fragmentos de diversas óperas que estuvieron a cargo de la cátedra de Escena Lírica de la Tecnicatura Universitaria de Canto de la Facultad de Arte y Diseño de la Universidad Provincial de Córdoba.
Pasadas las 9.30, unas palabras del equipo directivo del ISEP, Adriana Fontana y Marcelo López, dieron apertura formal a la jornada. “Tal vez no lo sepa, pero hace mucho que nosotros dialogamos con usted, a través de sus presentaciones, y con muchos otros pedagogos que conocimos a través de sus textos”, manifestó Adriana Fontana, y agregó: “Aprendimos que es en ese encuentro con la cultura, en ese encuentro con otros habitantes de este pedacito del mundo que es el de la pedagogía, que podemos aprender. Aprender mucho, por un lado, porque otros tantos de nosotros han construido; y, por el otro, mucho también por lo que nos queda pendiente, por lo que tenemos que encontrar, por lo que aún no sabemos cómo decir y por ese esfuerzo que tenemos que hacer para reinventar lo que lo que hoy necesitamos. Es por eso que hoy estamos aquí”.
En esa misma línea, el secretario de Gestión Institucional, Marcelo López, se refirió al interrogante que propuso la conferencia (¿Qué pedagogía para este tiempo?): “Es una pregunta que nos interpela a todos, a ustedes, a nosotros, desde diferentes lugares, pero nos la hacemos porque estamos preocupados por la educación”. Además, sostuvo que el trayecto hacia la conferencia los desafió a pensar un camino en el cual transitar algunas reflexiones a partir de la propuesta de Meirieu. Así, en el marco del espacio “Diálogos sobre pedagogía, a propósito de los límites de la ciencia, la tecnología y la educación”, se llevaron a cabo una serie de conversatorios previos en los que se pusieron de relieve cuestiones específicas de la problemática educativa. “Comenzamos con Javier Trímboli y Wolovelsky recuperando y abordando el proceso de construcción de ese mito occidental de Frankenstein para reflexionar las implicancias que puede tener pensar en la educación la posibilidad de fabricar a otro. Después invitamos a un reconocido epistemólogo cordobés, Víctor Rodríguez, que nos ayudó a pensar algunas cuestiones sobre el estado de avance de la inteligencia artificial, los modos a través de los cuales construimos nuevos Frankenstein y qué nos propone repensar eso en la escuela. Finalmente, llegamos a octubre con una conversación entre Alejandra Birgin y Adriana Fontana en la que debatimos por qué en tiempos de la digitalización de la cultura es necesaria pensar una pedagogía contra la fabricación. De esta forma, el camino nos trajo hasta aquí estudiando y leyendo”.
Concluidas las palabras de bienvenida, subió al escenario la secretaria de Educación de la provincia de Córdoba, Delia Provinciali. En su intervención, acompañó la confianza -propuesta por el pedagogo francés- en que todos los estudiantes pueden aprender, más allá de su condición de origen. “También compartimos con el profesor Meirieu la convicción de que la oportunidad de aprender no se impone desde afuera, hay que generar las condiciones para que el sujeto ejerza la acción de aprender. La escuela debe ser un ámbito de construcción democrática porque la pedagogía debe estar democratizada, en el sentido de generar un clima institucional que favorezca la enseñanza y el aprendizaje”, concluyó.
Finalizadas las alocuciones de apertura, promediando las 10.30 de la mañana, Philippe Meirieu inició su disertación pensando qué principios y qué métodos para nuestra escuela. Desde allí, sostuvo que la educación consiste en transmitir y emancipar. El concepto de transmitir se apoya en el principio de educabilidad -es decir, que todo niño/a puede aprender-, mientras que el concepto de emancipar refiere a promover la libertad del sujeto, suscitando su propio compromiso. El desafío está, entonces, en implementar instituciones, situaciones y relaciones tan fecundas como sea posible para que el sujeto aprenda, se desarrolle y se implique en el mundo. “Pensar la educación es pensar la pedagogía. La pedagogía para mí es una relación necesaria, asimétrica y provisoria, porque necesitamos que el/la niño/a se emancipe, que se vuelva autónomo. Necesitamos que suelte la mano de aquel que lo acompaña”, profundizó Meirieu, para concluir la idea de que “la pedagogía es un tipo de relación que apunta a la emergencia del sujeto”.
Bajo esta lógica, el razonamiento de Meirieu apuntó a la construcción de un pedagogo que acompañe al niño y la niña en su proceso de emancipación, suscitando un sujeto reflexivo que acceda a la cultura, a la palabra, a la construcción de lo colectivo y al compartir en lo común.
En el escenario actual de la modernidad, dijo Meirieu, pensar en la emancipación de los alumnos es el desafío al cual deben atreverse todos los docentes. Para ese fin recuperó las palabras de Michel Soëtard referidas al pedagogo suizo Johann Heinrich Pestalozzi: “La sabiduría de Pestalozzi es la de un hombre que tomó partido por el desmoronamiento moral, espiritual y político de este mundo, pero que ve en ese desmoronamiento la chance de la educación, la chance de la formación en la humanidad, la chance de la formación del hombre”.
Los conceptos de Philippe Meirieu puestos en diálogo
Finalizada la conferencia en el Teatro Real, la jornada continuó por la tarde en la Universidad Provincial de Córdoba, donde se llevaron a cabo seis paneles simultáneos de debate sobre distintos ejes temáticos junto a especialistas de diversas universidades.
El panel 1, “Transmisión, Tradición y Pedagogía”, partió del supuesto de que hay una relación entre transmisión, tradición y pedagogía y se ubicó en la problemática que se suscita en la tensión entre conservación y renovación. Así, Gabriel D’Iorio (UNA-ISEP), Marcela Sosa (UNC) y Nora Alterman (UNC) indagaron los problemas contemporáneos de la transmisión y cómo se expresan en el trabajo docente y en la cotidianeidad de las escuelas.
Por su parte, el panel 2, denominado “La Responsabilidad de Educar”, estuvo a cargo de Sandra Nicastro (UBA), María Eugenia López (UPC) y Liliana Abratte (ISEP). Allí se planteó la necesidad de pensar hoy, desde nuestra posición docente, la responsabilidad de la tarea educativa y cómo la acción pedagógica puede aportar a esa construcción de la responsabilidad sobre la que es posible la libertad.
El tercer panel se tituló “Recibir a los nuevos” y fue encabezado por Adriana Fontana (ISEP), Raquel Krawchik (UPC) y Marcela Cena (UPC). Las líneas centrales de análisis fueron alrededor de la posibilidad de revisar el lugar de la escuela y de los educadores y cómo se está asumiendo esta responsabilidad. Bajo este enfoque, y para no caer en los destinos de Frankenstein, se partió de la idea de que el hombre necesita quien lo reciba, lo inscriba en una historia biológica, pero también social y cultural. Por tanto, es gracias a la transmisión cultural que el hombre puede desarrollarse.
Julieta Montero (CIIE Mar del Plata) y Paola Roldán (ISEP) fueron las encargadas del panel 4: “Pedagogía y Medios Digitales”. Allí se pensaron las relaciones entre la tecnología y la educación, analizando la forma en la que estas pueden tensionar los límites de lo imaginable para nuestra posición de educadores.
En cuanto al panel 5 -denominado “Diferenciar la pedagogía, sí, pero ¿cómo?”-, partió de preguntarse cómo asumir la construcción de una enseñanza para todos, sin resignar las diferencias y el acompañamiento de cada estudiante. Así, recuperó el interrogante de Meirieu que indaga en qué consiste la educación inclusiva para pensar en cómo conjugar la construcción de un colectivo, la voluntad de un proyecto común y la variabilidad que debe asumir la metodología en la enseñanza para hacer lugar a las diferencias. Esta reflexión estuvo guiada por Alicia Bonetto (DGEEyH), Marina Yazyi (ISEP) y Sofía Thisted (UBA).
Finalmente, “La construcción de un lazo, sostenido en el saber compartido” fue el título del panel 6 que encabezaron Roxana Perazza (ISEP), Verónica Kaufmann (UNGS) y Susana De Marinis (ISEP). En él, se propuso pensar cómo el tiempo de estudio compartido y los diferentes saberes acumulados pueden dar batalla a la vulgata pedagógica y a la circulación de lugares comunes que banalizan todos los esfuerzos.