El evento se llevó a cabo el lunes 2 y el martes 3 de julio en la Universidad Provincial de Córdoba con la presencia de reconocidos especialistas de nivel internacional: Inés Dussel, Jorge Larrosa y Jan Masschelein. Los académicos propiciaron un espacio para compartir su mirada política sobre el sentido de la escuela y la formación docente en el contexto actual.
Por primera vez, el Instituto Superior de Estudios Pedagógicos realizó un encuentro de docentes bajo el formato de conferencias y paneles con la presencia de los reconocidos especialistas Inés Dussel, Jorge Larrosa y Jan Masschelein.
El encuentro, denominado “Diálogos sobre pedagogía, a propósito de la escuela en el siglo XXI”, tuvo como ejes de discusión y debate las tesis sobre la escuela pública desprendidas de los trabajos “Defensa de la escuela. Una cuestión pública”, de Jan Masschelein y Maarten Simons, y “Elogio de la escuela”, de Jorge Larrosa. En ese sentido, algunos de los temas que se pusieron sobre la mesa fueron la escuela en su potencial emancipador y como ámbito de suspensión, la noción de profanación y el tiempo escolar como tiempo libre.
Además, las discusiones vertidas en ambas jornadas permitieron repensar la escuela en tiempos de digitalización y, a su vez, los procesos de formación docente que acompañan este nuevo escenario.
Las actividades del lunes 2 estuvieron abiertas a toda la comunidad educativa. Las conferencias iniciales contaron con la presencia de la secretaria de Educación de la Provincia, Delia Provinciali, quien celebró la realización del encuentro: “Hay que celebrar esta jornada por dos cuestiones. Primero, por la convocatoria de tantos docentes que han hecho esta pausa para poder pensar en lo que nos pasa todos los días y lo que compartimos con nuestros estudiantes”, comenzó y añadió: “Segundo, por brindarnos el tiempo para poder pensar y recuperar el valor que tiene la escuela pública. Estamos convencidos de que la escuela pública es el lugar por excelencia donde los niños y jóvenes pueden pensar otras alternativas; tiene que generar esa experiencia en todos y cada uno, que los conmueva y enriquezca”.
En tanto, Adriana Fontana, rectora del ISEP, en su discurso agradeció al público que participó y que formó parte de cada uno de los espacios de debate: “Esto comienza aquí pensando en los futuros colegas por venir. El equipo del ISEP lo hace posible y estamos profundamente agradecidos. Nos da gusto compartir este espacio de estudio con ellos. Nos interesa hoy pararnos un ratito, suspender, pensar, detenernos y mirar juntos: ¿qué hace que una escuela sea escuela?”.
La primera conferencia estuvo a cargo del docente e investigador belga Jan Masschelein. Sostuvo que la escuela tiene que ver con el acompañamiento que allí se sucede y con que algo del mundo se trae a ella de manera particular.
En ese sentido, resaltó que esa forma de abrir el mundo, de prestarle atención, se convierte en uno de los principales intereses de la escuela: “Hay una forma escolar de aprender y sostenemos que es importante. Se relaciona con la libertad pedagógica y con una igualdad pedagógica. Por eso defendemos el derecho a la escuela”.
Más tarde fue el turno de Jorge Larrosa, profesor de Filosofía en la Universidad de Barcelona, quien se encargó de analizar cómo las nuevas formas de definir la función docente -aquellas que derivan de la llamada “cultura de aprendizaje”- están destruyendo el oficio docente. La hipótesis del autor sostiene que, con las críticas al profesor tradicional y la redefinición apresurada de las funciones de la escuela -con la ayuda, muchas veces, de una lengua anti-institucional-, se genera que el oficio esté siendo descalificado y arrasado.
“Descubrir una vocación significa descubrir cuál es el mundo que nos interesa: el mundo de la arquitectura, el mundo de la medicina, el mundo de la educación, el mundo de la escuela. Por tanto, sería singularizar algún mundo en el interior del mundo. Y ese descubrimiento del mundo que nos atrae tiene algo que ver con el amor. Enamorarse es individualizar algo o a alguien por los signos que emite. Es sensibilizarse a esos signos y hacer de esos signos un aprendizaje”, expuso Larrosa.
Y agregó: “Esa especie de enamoramiento no se parece a un flechazo, sino que supone una exigencia. Es una obligación que requiere un trabajo. Se trata de un placer, pero también de una exigencia. Por lo tanto, cuando alguien dice estar atraído por el mundo de la escuela no es sólo porque la escuela le guste y le da placer; es porque además la escuela le exige”.
Los docentes que asistieron manifestaron su agradecimiento por el encuentro y la posibilidad de dialogar con los autores: “El haber podido conocer a los autores que estamos estudiando, tenerlos en vivo y en directo, es algo muy grande”, expresó Silvia Bredanini, asistente a la jornada.
Por su parte, Rubén Formía manifestó: “De la conferencia, me interesó la exposición de Jorge Larrosa porque él diferencia entre lo que es una escuela digna y una escuela de calidad. Esto tiene que ver con la mercantilización, con el valor, con la dimensión externa de que lo social ingresa a la escuela y le da otro significado, lo resignifica”. Y añadió: “Sin embargo, lo específico de lo escolar tiene que ver con una escuela digna, con conocimientos que sean relevantes desde nosotros, como docentes, que aportamos abriendo el mundo a la escuela”.
Un encuentro para repensar la escuela en tiempos de digitalización
Una vez finalizadas las conferencias, los asistentes al encuentro participaron de cinco paneles en simultáneo que se distribuyeron en diferentes aulas de la UPC.
En el primer panel, denominado “¿Qué hace escuela a una escuela?”, se planteó la diversidad de escuelas, con propuestas y reglas diferentes. El segundo panel, “La escuela como espacio de libertad e igualdad”, se trató de la escuela como un encuentro de iguales. Jan Masschelein y Maarten Simons la nombran como “la posibilidad de un nuevo comienzo” porque ofrece opciones y recorridos que rompen, en principio, con lo que define el origen social. “¿Cómo se da eso en la vida escolar?” y “¿Cómo sostenerlo en sociedades desiguales?” fueron las preguntas disparadoras.
En tanto, el tercer panel, denominado “La escuela y los saberes de lo común”, se basó en la escuela que trae algo del mundo a un espacio de formación intergeneracional que se traduce en saberes, conocimientos y experiencias.
Por otro lado, el cuarto panel -“La escuela pública, pasado y futuro”- se constituyó en una forma de pensar a la escuela en su historicidad, mirando hacia atrás y hacia adelante, permitiendo ver distintas posibilidades de lo escolar, algunas vinculadas a domesticar sus potencialidades emancipatorias y otras a afirmarlas y expandirlas.
Finalmente, el quinto panel abordó la “Formación docente y la escuela contemporánea”; se basó en la formación docente, que tiene el desafío de pensar la suspensión y la profanación en la escuela contemporánea. Así, partió del interrogante de cómo traducir estas nociones en la formación docente.