Entre la pedagogía y la cultura, la literatura de Borges se inscribe en un espacio que es central y marginal al mismo tiempo. Reconocido en todo el arco político cultural como el más importante escritor argentino, transformada su figura en una imagen de la cultura de masas, es uno de los escritores más vendidos, pero menos leídos. Un mito, alimentado por ciertos aspectos de su obra y por determinada colocación histórica que tuvo como figura pública, espanta a los lectores diciendo que se trata de literatura “para pocos”.
Lo cierto es que Borges escribió cuentos muy breves, en un tono cordial y amigable con el lector y que, en la mayoría de sus cuentos, cualquier lector de literatura de género puede encontrarse dialogando con un mundo que ya conoce. El policial, el fantástico, la ciencia ficción, fueron puntos de partida de muchos de sus cuentos. Quizás sea el escritor del alto modernismo que más atención ha prestado a la cultura popular.
La mejor parte de su obra, contenida en los libros Ficciones (1944) y El aleph (1949), se puede considerar como un sofisticado juego de mesa en el que jugando, partida tras partida, desarrollamos nuestras capacidades para descifrar sentidos. Sentidos de la historia, de las ciencias, de la tradición argentina, del policial, la sociedad y la política. Practicar la lectura de Borges y transmitirla es para los docentes y profesores de cualquier disciplina una herramienta de reflexión invaluable. En este seminario proponemos un recorrido por sus principales cuentos en el que, paso a paso, vamos aprendiendo las reglas del juego borgeano. Ubicamos su obra en la literatura argentina y luego proponemos relaciones con la serie científica, la serie histórica y la serie del género policial. El seminario propone diálogos entre las distintas disciplinas del saber y una obra literaria que supo interrogar el corazón de cada una de ellas. Las matemáticas, la física, la historia, la política, la semiología y la filosofía encuentran en los textos de Borges un espacio de producción e intercambio.
Leer los cuentos de Borges ayuda a entrenar un “músculo mental”, el de la interpretación o la hermenéutica. Son pequeñas máquinas de sentido elaboradas hasta en sus más finos detalles; permiten muchas lecturas y al mismo tiempo nos entrenan para leer el mundo a través de las disciplinas que cada uno practica. Sus cuentos permiten desarrollar, como casi ningún otro artefacto cultural, el pensamiento crítico.